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DE CÓMO UN GOBIERNO DE HUMO SE HIZO MIERDA... PERDÓN, PERDÓN: DE CÓMO UN GOBIERNO DE MIERDA SE HIZOPor LUIS VILLEGAS MONTES, 2025-11-25 21:24:42
Hubo una época —remota, casi prehistórica— en la que los gobiernos se desmoronaban por asuntos como las guerras, las crisis económicas o las revoluciones; hoy no, hoy pueden caer por causa del humo, por ejemplo. Estoy hablando, literalmente, de humo: Humo químico, humo cegador, humo irritante, humo ácido, humo lacrimógeno, humo corrosivo, humo represor, humo táctico, humo estratégico, humo criminal, humo de Estado, humo oficial… humo antimotines, pues. Humo que ahoga y que, mire usted, como leña del pirul (dice la canción) sólo sirve para hacer llorar, por un lado; y por otro, intentar encubrir la brutalidad de un régimen cuya[1] titular, desde un auténtico Palacio, se pregunta por qué demonios los jóvenes no la aplauden y un supuesto sardo desconocido se atreve a tocarle non sanctas parts (zonas inapropiadas). La marcha de la Generación Z del 15 de noviembre ya quedó inscrita —con mayúsculas, fracturas, esguinces, laceraciones y hematomas— en la lista de días en que el Estado mexicano decidió que, si la razón no alcanza, siempre queda la macana. Jóvenes, familias, ¡una mujer con discapacidad!, tratados como si escalar la barda anticívica del Palacio fuera un atentado contra la seguridad nacional; y todo porque alguien (alguna[2]) creyó que tapar el descontento con láminas y soldaduras era suficiente para impedir que la realidad entrara por la puerta grande. Ahí están las imágenes (que reproduzco): gases disparados a mansalva y a quemarropa, policías que creen que “uso proporcional de la fuerza” es una metáfora literaria, niños huyendo del gas como si el Zócalo fuese Gaza o Caracas y la imagen que no olvido: una familia completa, empujada, jaloneada, insultada;[3] una mujer en silla de ruedas sacudida por un agente que, sin duda, pasará el día presumiendo de “misión cumplida”;[4] ¿y la misión cuál era? ¿Salvar a México de una madre y su hija? ¿Proteger la República atacando a una niña? ¡Ah, no, peeero bueno! Desde el sábado, los opinadores de nómina aseguraban que “ya no son los tiempos del PRIAN”. ¡Imbéciles, hijos de perra! Ahora son los tiempos de MORENA y lo que caiga —puercos y puercas (magisoinck, oinck) del PT o hipócritas e hipócritos del PVEM— tiempos en los que la represión viene envuelta en discursos de paz y estabilidad, como si el gas lacrimógeno fuera aromaterapia patria. El Zócalo, convertido en laboratorio de química política, lanzó el sábado un dictamen irrefutable e incontrovertible: este gobierno es humo. Humo que se expande en niebla para intentar no dejarnos ver; humo que pretende ocultar la incompetencia, la cerrazón, la torpeza; humo execrable que se convierte en metáfora sin querer porque, detrás de esa niebla, sólo es distinguible un algo sólido e innegable: la violencia del Estado, delante de nuestros ojos, sin maquillaje, sin vergüenza y sin frenos. La fuerza pública debería servir para proteger; el pasado 15 de noviembre sirvió para reprimir, para aplastar; y al final, cuando el viento se llevó los últimos restos del gas, quedó lo esencial, cientos de jóvenes que no retrocedieron. Un país harto que no se tragó el cuento gubernamental y un gobierno que, creyendo que controlaba la narrativa, terminó ahogado en su propio humo. Ésa es la moraleja (si es que a estas alturas queda alguien en Palacio capaz de leer sin balbucir estupideces): un gobierno de mierda puede aguantar muchas cosas; lo que no puede es sobrevivir al día en que el humo, el suyo, su humo de mierda, lo alcanza. Contácteme a través de mi correo electrónico o sígame en los medios que gentilmente me publican, en Facebook o también en mi blog: https://unareflexionpersonal.wordpress.com/ Luis Villegas Montes. [email protected], [email protected]
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