Bajo la premisa "el pueblo pone y el pueblo quita" y que la elección lo del domingo es un referéndum y en base al artificio legal promovido por AMLO denominado “Revocación De Mandato”

mecanismo que permite a los ciudadanos terminar de su cargo público a un funcionario electo, incluyendo al presidente de la República, lo que le otorga facultades al el todavía primer mandatario para decir dice…..VOLVERE. En 2019, se aprobó la reforma constitucional mediante la cual se creó la figura de "revocación de mandato" del presidente de la República, la cual sería convocada por el Instituto Nacional Electoral (INE) a petición de la ciudadanía, en número equivalente al 3% de los inscritos en la lista nominal de electores, correspondientes a por lo menos 17 entidades federativas. Se podrá solicitar en una sola ocasión y durante los 3 meses posteriores a la conclusión del tercer periodo constitucional. Los ciudadanos deberán de recabar 5 mil firmas para la solicitud de revocación durante el mes previo a la fecha señalada. Los que saben de fútbol americano dijeran que es una jugada retardada perfectamente planeada, porque de esta forma en 3 años AMLO se iría a su rancho “La Chingada” a reponerse de sus males y seguiría manejando los hilos de la política nacional, gane quien gane, porque mantendría su premisa que señala que: "el pueblo pone y el pueblo quita" . El hombre que le cuesta 6 millones mensuales al pueblo al que le pide vivir una austeridad republicana mientras él vive en un Palacio, cae perfectamente en la realidad de los estudios realizados por David Owen y también por el psiquiatra Jonathan Davidson, quienes analizaron a varios políticos y su desmedida neurosis de poder. En su estudio denominado “El Síndrome de Hubris”, señalan diversas características de mandatarios que basados en su cargo llegan a un orgullo extremo, tratando en forma despectiva e incluso destructiva hacia los demás, tienden a ver el mundo como si fuera su escenario para poder exhibir su poder y lleva a cabo ciertas acciones con el fin de ensalzar su propia imagen y autoglorificación. Y tenemos un ejemplo de lo anterior con AMLO que trata despectivamente a la Prensa Nacional, de todos los males le hecha la culpa a los conservadores y al neoliberalismo, él nunca tiene la culpa de nada, e inclusive, el asesinato de un niño, lo toma como un argumento de la oposición para perjudicarlo. Los individuos que tienen este comportamiento, según los autores antes señalados, tienen una necesidad compulsiva de admiración personal son narcisistas y egocéntricos, y manejan por tanto una auto-percepción exagerada. Quieren ser admirados en base a esta auto-imagen distorsionada. Su mayor temor es la vergüenza pública y la pérdida de estatus social y por esas características de continuidad quieren que votemos Este tipo de personas, según Owen y Davison, pierden el contacto con la realidad, pudiendo haber un aislamiento progresivo y negativo. Puede llegar a considerarse como un mesías, además tiene un convencimiento de la rectitud moral sobre sus propuestas sin preocuparse de los costes y realiza comportamientos impulsivos e imprudentes, considera que es único y especial y tiene la creencia de que no debe rendir cuentas a nadie. Cualquier similitud con YSQ es mera coincidencia. México está viviendo la última etapa de un presidente con tentaciones imperiales, quiere su Maximato para poder poner y quitar presidentes, como lo hizo en su momento Plutarco Elías Calles, pero ahora bajo el amparo de la Constitución y del término “Revocación de Mandato” y gane quien gane el próximo 2 de Junio, si a AMLO no le gusta como va el mandato, con su idea mesiánica, dirá …..VOLVERE y eso sería una desgracia para el país.