Ciudad de México.- “Todos los compañeros se levantan a las 6 en punto cada mañana, y lo primero que procuran es hacer la limpieza del campamento, instalan el sonido para el mitin, participan en los mítines a partir de las 10 de la mañana y hasta las 8 de la noche, cuando se ofrece el último acto público”, relata Efraín Roque Ramírez, quien viene del estado de Chihuahua para participar en el plantón de Antorcha Campesina frente al Palacio Legislativo de San Lázaro.

Las múltiples tareas sólo dan un respiro a las horas de la comida, que consiste en ricos platillos rebosantes de sabor y preparados al estilo de cualquier campamento, es decir, que son caldos y guisados, huevitos revueltos, chiles y salsas, frijoles refritos, comida abundante en calorías, muy a modo para que los activistas, los campesinos, colonos, estudiantes y amas de casa, resistan el trajín del día. Barriendo, repartiendo volantes se pasan el día, en materiales escritos en los que explican al pueblo la justeza de su lucha, que ellos no quieren “moches”, como no se cansa “El Peje” de calumniarlos a todas horas; argumentan en sus escritos que ellos son el pueblo, y que lo único que piden es que el presupuesto federal contenga los suficientes recursos para que se puedan ejecutar los programas sociales, las obras públicas, los servicios, para que haya clínicas en los pueblos y comunidades, suficientes medicamentos para los dolientes, guarderías para las madres trabajadoras, para que se construyan escuelas. Que se hagan obras de elemental justicia para que el pueblo trabajador cuente con agua potable en sus hogares, drenaje, electricidad, en una palabra, para que los creadores de la riqueza puedan recibir algo de comodidad y de justicia, algo ahora, mientras llega la hora de los explotados que tienen como destino tomar en sus manos el poder político de la nación, tarde o temprano.


En los mítines sobresalen los oradores encendidos, pero los hay calmados, y si abundan los buenos agitadores, los hay también quienes saben y gustan de “explicar pacientemente”, como hacen los clásicos. El “complemento”, que es tal, viene con los actos culturaleas, a los que se traen grupos de danza que destacan por la maestría con la que ejecutan los bailes populares y las danzas tradicionales de las diferentes regiones de México.


No falta la poesía, que en estos tiempos de egoísmo y de pleitesía al chabacanismo, de culto ciego al superficial mundo de los contenidos faranduleros de las redes sociales que embrutecen al pueblo, no deja ésta (la poesía) de imbuir al espectador con gran sensibilidad; las buenas interpretaciones remueven las fibras más ocultas del corazón e imbuyen al oyente una muy necesaria sed y hambre de justicia, pero tocan partes del interior que sacan sentimientos como el amor, la fraternidad, amor filial, y termina uno por declararse partidario de la buena poesía y de la buena declamación.


Hay oratoria, hay canto, y apenas hoy se oficializaron (porque ya antes hubo cascaritas por doquier), las competencias deportivas de futbol y de voli. “Bueno, a nosotros nos toca competir con los compañeros del Regional Norte”, dice Efraín Roque.


¿Y dónde se bañan? “Sólo algunos salen a bañarse todos los días a un baño público en el que la regadera que les cuesta 30 pesos”, así delata este activista a sus compañeros. “Bueno –rectifica, arrepentido de haberlos ‘balconeado’-, lo que pasa es que se van turnando para no aglomerarse en el baño”.


El almuerzo se prepara en el mismo lugar del plantón, se sirve entre 8 y 9 de la mañana, y de igual manera se turnan para no dejar libre el lugar de la entrada en el edificio legislativo. Las necesarias guardias se hacen durante el día como en la noche, en ordenados turnos entre Chihuahua, Durango, Coahuila y Tamaulipas, a los que tocó estar juntos en esta lucha.


Por lo que se ha visto, en lo que toca al Movimiento Antorchista (no respondemos por las otras organizaciones que todavía se mantienen acá), este plantón es un movimiento sumamente organizado, en el que dominan la disciplina y el buen comportamiento, la limpieza y, sobre todo, el humanismo, la fraternidad y la lucha solidaria que desde aquí se emanan hacia todo el país, como un ejemplo para todo el pueblo de México. No se sabe en qué va a resultar el plantón, pero su mera presencia ya exhibió a este gobierno federal y a sus diputados adictos ante la nación, como unos simuladores, como mentirosos, farsantes y enemigos en realidad de los pobres.