Eran sabios y al parecer nunca tuvieron tronos. Artaban olvidado por la historia La cita era en Persia, Artaban tenía que reunirse con Melchor, Gaspar y Baltasar, para acudir a Belén a adorar a Jesús , cuyo nacimiento había sido mencionado por una estrella que señalaba el lugar de advenimiento, pero no llegó en consecuencia no estuvo presente en el pesebre aquella primera Navidad llena de magia…Y la historia lo olvidó.

Este mago era sacerdote de Zoroastro es otra historia, señala la tradición que este personaje para realizar el viaje vendió algunas de sus posesiones y compró 3 joyas, una perla, un zafiro y un rubí para entregarlas como presente al rey de los judíos que acababa de nacer. Artaban partió solo y se cuenta que pocas horas antes de llegar a la cita con los demás magos, se encontró con un judío terriblemente herido , socorre al moribundo y le da la buena nueva de que el Mesías había nacido. Si se quedaba para ayudar a un extraño, sabía que perdería la cita con Melchor, Gaspar y Baltasar, titubeo, si embargo, dijo una oración y ayudó a ese hombre que estaba en el piso. Artaban, siendo mago sabía como curar e iba equipado para estos servicios. El le dio hierbas sanadoras y algo de comida que tenía y le dijo que podría encontrar refugio con los hebreos de Babilonia que estaban cerca, rezaron juntos y el herido dijo que nada tenía que darle por sus servicios, pero le informó que el Mesías estaba en Belem y no en Jerusalén. Ante esta situación de retraso, se vio obligado a vender unas de sus piedras preciosas que llevaba de regalo, para poder organizar otra caravana, y de esta forma llega a Belem el 28 de diciembre, día de la matanza de los niños ordenada por Herodes. Le toca presenciar la matanza, pero salva a un niño de las manos de los soldados ante la suplica llorosa de su madre al entregarle el rubí al Centurión que estaba por degollar al infante. Arribó al lugar después de lo que le hicieron sus amigos, el lugar parecía abandonado, le informaron los pastores que la virgen María y San José había sido visitados por 3 extranjeros que venían del oriente a tres días antes de que él llegara guiados por una estrella y que habían rendido honores al Mesías, cuya familia había huido casi de inmediato, posiblemente a Egipto. Artaban siguió la búsqueda del Niño Jesús, fue a Egipto, con la esperanza de encontrar algún rastro de la familia de Belem, siguió por la Heliópolis, el Niño, Nueva Babilonia, Alejandría, en donde por fin informado por un rabino que el rey que estaba buscando lo encontraría entre los pobres y oprimidos. Los años pasaron y Artaban guardaba su ultima joya, una perla rara con la cual pensaba salvar al Mesías de la crucifixión, habían pasado 33 años desde su arribo a tierras judías, mismos que los dedicó a obras de caridad y a curar a los enfermos. Y se habla de que fue precisamente en el Gólgota, cuando un joven le suplica lo libere de la esclavitud y ante lo inevitable de la muerte del Salvador, el viejo sabio sacrifica su ultimo valor, la perla. Artaban si bien llegó tarde al Belem, llegó con la anticipación de la Resurrección, cuando el viejo mago cansado se queda recostado sobre una casa y recibe en la cabeza una piedra que lo hace caer sangrando y asegura la tradición que escuchó una voz con claridad que le dijo: -En verdad os digo, que todo lo que habéis hecho al más pequeño de mis hermanos, lo habéis hecho conmigo y tu pronto estarás a mi lado.Al oír esto Artaban, el cuarto Rey Mago, muere feliz sabiendo que sus regalos sí fueron recibidos por el señor Los Reyes Magos, por Decreto Los magos Melchor, Gaspar y Baltasar, señalados en el capitulo 2 del evangelio, de San Mateo como quienes adoran a Jesús en el pesebre, obsequiándole incienso, oro y mirra, fueron nominados “Reyes” por decreto oficial en el siglo XVI, cuando Befa, un celebre monje Benedictino, los describe de esa forma en un códice. “Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color, Gaspar más joven y rubio, Baltasar, negro”, Befa los consideró de esta forma representantes de Europa, Asia y África, con el fin de acentuar la universalidad de la iglesia de Cristo sobre todas las razas y países. El monje Benedictino señala que Melchor, el anciano cano simboliza a los herederos de Jafet, esto es a los europeos que ofrecen al Niño Dios un presente de oro que atestigua su nobleza. El rubio lampiño Gaspar, es representante de los semitas de Asia, cuyo bien más preciado es el incienso, y por ultimo Baltasar, el negro, se identifica con los hijos de Cam, los africanos en alusión a su pasión y resurrección. Appelilicon, Amerín y Damascón, como se les conoce en griego o Megalath, Galgalath y Serakín como los reconocidos por los hebreos seguramente eran de la región de Babilonia, un lugar no dominado por el imperio Romano y pertenecían a una especie de sacerdotes que estaban abocados al estudio de la teología, astronomía y las ciencias en general. La historia habla de los lugares de donde salieron los Reyes Magos, unos señalan que el punto de reunión fue Persia, otro Babilonia y el tercero en la ciudad de Saveh, cercana en esa época a Persia, localidad a la que hace referencia incluso Marco Polo en sus escritos como el lugar de donde habían partido los Magos. La Estrella No Fue Vista Por Todos. La Biblia señala que una estrella guió a los Magos desde el Oriente, hasta donde se encontraba el Niño Dios, este milagro a intentado explicarse de muchas teorías, se habla de que era el brillante planeta Venus, del paso de los cometas Halley o Hale Bopp, o de una Nova que mantuvo su luz por muchos meses en un fenómeno que no se a repetido. Pero ante esto surge una duda, por que solo los magos y algunos pastores la pudieron ver con claridad. San Mateo señala que: “En los días del rey Herodes vinieron de oriente a Jerusalén unos magos, quienes le preguntaron a Herodes ¿en donde está el Rey de los judíos que hemos venido a adorarle?, nos ha guiado una estrella. Herodes se turbó, no tenía conocimiento de ella, los magos le dijeron que el Salvador nacería en Belem”. Como se puede observar en este mensaje del evangelista, no todos pudieron ver la estrella, sólo los iniciados. Se observa que los sacerdotes de Jerusalén no tenían la minina idea del nacimiento del Mesías. Y menos de la estrella y en Belem sólo los pastores la vieron, lo cual contradice la versión de que fue vista en todo el mundo conocido. Además según versiones astronómicas la única estrella súper bomba que se tiene conocimiento por esas fechas la mencionan los caldeos, y se registra en el año 6 de nuestra era, por lo que no coincide con las fechas cristianas. Su destino tras la adoración la madrugada del 6 de enero en Belem fue incierta, sólo se dice que regresaron por otro camino para burlar a Herodes famoso por si matanza de los primogénitos el 28 de diciembre. Se habla de la existencia de un libro incunable radicado en la Universidad de Salamanca, España, en donde se habla de la trayectoria de los Magos antes y después de la adoración y destaca el episodio de las tentaciones a que fueron expuestos por Satanás. Otras versiones señalan que fueron discípulos de Santo Tomás, y que fueron consagrados obispos, pero muertos y martirizados hacia el año 70. Se habla de que fue Santa Helena, madre de Constantino el emperador romano que aceptó el Cristianismo, la que reunió sus restos y los llevó a Constantinopla. Pero una vez en esta ciudad fue invadida por los bárbaros, correspondió su rescate a Federico I el Barbaroja, quien envió a su embajador Rinaldo de Dosel llevar las reliquias en 1164 a Colonia en donde hoy son venerados en la catedral local y hasta donde miles de niños depositan sus cartas con sus peticiones anuales. ¿ y Usted lector, ya la hizo?