Su destino estaba marcado, Miguel Miramón, es recordado por la historia como un general conservador. traidor a la patria que apoyó al emperador Maximiliano y fue fusilado con él, en el Cerro de las Campanas, y no como otro de los “Niños Héroes” que en 1847 defendió con valor y arrojo el Castillo de Chapultepec hasta caer severamente herido y ser rescatado por las tropas norteamericanas.

Miramón nació el 29 de septiembre de 1832 en la ciudad de México y siguió la carrera de las armas por herencia familiar. En 1847 ingresó al Colegio Militar a cuya defensa concurrió en ese año, siendo uno de los jóvenes que se valor contra los invasores norteamericanos, sin embargo en el archivo de ex alumnos del colegio Militar no existen mayores datos sobre esta gesta. Rescatado por los invasores quienes le curaron las heridas, Miguel Miramón fue un militar culto que por circunstancias personales militó en las filas conservadoras interviniendo en hechos sobresalientes en el norte del país. En 1858 instalado en México el gobierno conservador de Félix María Zuluaga adquirió mayor relevancia. Zuluaga ofreció el puesto a Miramón el 23 de septiembre de 1858, pero el joven general lo rechazó, y por el contrario rechazó una conspiración militar en contra del presidente y lo ayudó a sostenerse en el poder. A Zuluaga agobiado por las enfermedades le aceptaron la dimisión. Miramón fue nombrado presidente de la república para un primer periodo que inició el 2 de febrero de 1859 y culminaba el 12 de agosto de 1860 y después fue reelecto para el lapso del 15 de agosto de 1860 al 24 de diciembre del mismo año, siendo el presidente más jóvenes en la historia de México, pues contaba con 27 años y 4 meses al gobernar Miramón redobló sus esfuerzos siendo presidente de la república para acabar con los liberales, por lo que atacó el puerto de Veracruz en donde se refugiaba el gobierno de Juárez, pero fue derrotado. Al regreso de Juárez y derrotado por el general Jesús González Ortega. Perseguido huyó de México y se refugió en el extranjero en donde permaneció hasta la que las tropas francesas ocuparon la ciudad de México en 1863 y el país el 28 de julio del mismo año para que al siguiente se estableciera el imperio de Maximiliano El emperador envió a Miramón a Alemania a que estudiara táctica militar para después ser nombrado Gran Mariscal de sus ejércitos. Abandonado por las tropas francesas en 1866, Maximiliano estuvo a punto de abdicar, pero Miramón lo disuadió y peleó en su defensa hasta ser derrotado por las tropas del general Mariano Escobedo tras el sitio de Querétaro. Miramón fue aprehendido junto con Maximiliano y el general Tomás Mejía y fusilados en el cerro de las Campanas el 19 de julio de 1867. Los restos de quien se inició su vida como Niño Héroe, llegó a Presidente de la República y terminó como traidor a la Patria, yacen en el panteón de San Fernando a donde ni en el día de Muertos, le llevan flores. A Miguel Miramón le correspondió ser el primero en la historia en hablar sobre la gesta heroica de quienes serían nombrados años después, “Los Niños Héroes”